U. S. NAVY. BARCELONA, 49 MARINES MUERTOS - 17 de enero de 1977
http://www.lavanguardia.com/local/barcelona/20150204/54426817405/una-colision-maldita-en-el-puerto.html
Imágenes ABC: El 17 de enero de 1977 murieron 49 marineros y marines norteamericanos tras la colisión de la barcaza en la que se les trasladaba de regreso a sus buques tras una noche de permiso con el carguero vasco Urlea. En el 40 aniversario de la tragedia, familiares de víctimas y supervivientes recuerdan a los fallecidos en un acto en la Ciudad Condal.. El USS.GUAM estaba al mando del capitán stanley que a su regresoa USA sería ascendido a Almirante
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El memorial a los marinos fallecidos con su leyenda en inglés (*). 2011 (A.Mª.F.) |
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A cualquier barcelonés de la época ésta imagen de los marines en el Palau de la Música de Barcelona le parecerá increíble, pero es real. (Rev. Life) |
AÑOS DE MARINES EN BARCELONA
Publicado en Gaudí y Más. Septiembre 2012
Entre 1953 y 1987 Barcelona se convirtió en receptora principal para el ocio de las tripulaciones de la Armada norteña en el Mediterráneo, chicos que traían en los bolsillos de sus uniformes blancos o azul marino un aporte espectacular de divisas, con las que dieron un baño de prosperidad a la parte baja de la ciudad durante más de treinta años.
El primitivo Barrio Chino portuario saltó las Ramblas hacia el norte barnizándose de modernidad en la calle Escudillers y aledaños, con sus cafeterías de nombre evocador aderezadas con juke boxs donde los marinos podían acallar la nostalgia con una moneda, escuchando a Elvis o Los Platters en el vinilo de moda que a menudo traían ellos mismos y donde encontraban compañía en las barras americanas, siempre cercanas al portal que daba paso a una alcoba. El salto siguiente lo dieron los más curiosos cruzando la Vía Laietana hasta seguir por los porches de la calle Consolat del Mar, llamados Los Baúles por las varias tiendas de bolsos y maletas que aún perviven bajo sus arcadas, columnas centenarias que servían de apoyo bajo las farolas a las jóvenes que aparcaban a ratos con sus clientes en el bar Camino Verde del callejón de Las Portadoras.
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Acuarela de Josemari Larrañaga con los porches de la calle Consulat del Mar desde la calle Trompetas. 2011 (J. Larrañaga) |
Por toda esa línea ribereña que se prolongaba hasta el Paseo del Borne partiendo de las Atarazanas, se movían cientos de marinos cada vez que llegaban los navíos de la Flota estadounidense, en especial los conocidos como Los Tres Ases, portaviones como los USS Kennedy, USS Forrestal, o USS Saratoga, obligados por sus dimensiones a quedar anclados fuera de puerto. Durante sus estancias, las tripulaciones se convertían en efímeros barceloneses las horas que mediaban entre el atardecer y las 3 de la mañana siguiente, desembarcando y zarpando en las conocidas lanchas que cada media hora cubrían el trayecto entre sus barcos y la ciudad.
Muchos sucesos de los que fueron protagonistas o se vieron involucrados estos soldados en los años de sus visitas nunca salieron a la luz. De los conocidos, el primer episodio que conmovió a la ciudad teniéndolos como elemento principal sucedió en agosto de 1957 cuando uno de sus helicópteros
enganchó la hélice trasera en los cables del transbordador aéreo que cruza esa parte de la ciudad. Tras una explosión que lo partió por la mitad cayó al mar entre llamas con sus dos tripulantes, causando gran impresión en los numerosos barceloneses que fueron testigos de la tragedia a pleno día.
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La portada de La Vanguardia con el reportaje sobre el accidente del helicóptero del F. D. Roosvelt en Barcelona, donde murieron los dos tripulantes 16-8-1957 |
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Edificio de la plaza Medinaceli nº 2, donde se encontraba el USO Mediterranean Fleet Center, lugar del atentado. Nunca se publicó quienes fueron los autores. (A.Mª.F.) 2012 |
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Interior del club tras el atentado (La Vanguardia) 27-12-1987 |
En el último episodio trágico resultó muerto el marino Ronald Strong. Corría 1987 y la convivencia de los militares con la ciudad se había ido maleando por varias circunstancias, entre las que deben citarse la guerra de Vietnam con sus secuelas psicológicas y como en el resto del mundo, la aparición de drogas en el barrio. Con sus lógicas excepciones, ya que también se dieron relaciones normales con españolas que acabaron en boda, la actitud primera de los marines de correcta indiferencia hacia los naturales, con los que raramente se mezclaban, fue dando paso en demasiadas ocasiones a una prepotencia que a veces pasaba a la agresividad cuando las nuevas generaciones de españoles los veían comportarse con falta de respeto con la ciudad y sus habitantes y ya no se mantenían callados.
Los barceloneses empezaron a manifestar su descontento de forma creciente con aquellos invitados que se creían los amos. Ahora arrojando pintura rosa a los barcos, más tarde plantándose ante ellos con pancartas exhibiendo el conocido ¡
Yankis Go Home! o insultándolos por las calles, hasta llegar a enzarzarse en peleas a pesar de la diferencia de envergadura entre unos y otros
(***). En éste contexto de irritabilidad ocurrió el episodio del lanzamiento de dos granadas de mano al interior del club de oficiales que la Navy tenía abierto en la plaza Medinaceli nº 2, en que murió el marino. A pesar de que el cónsul norteamericano John A. Parker declaró: -
Parece más que probable que esté relacionado con el terrorismo internacional-, la policía española no desestimó ninguna hipótesis: -
Ningún tipo de motivación está descartado. Incluido un ajuste de cuentas entre los mismos militares. A tal razonamiento no era ajena la circunstancia de que los artefactos utilizados eran de fabricación norteamericana.
Debe añadirse que en los años ochenta ese local cumplió una función importante al aunar una serie de servicios muy positivos para el desarrollo personal de los militares. Allí podían vestirse de paisano, cambiar moneda sin temor a los engaños que sufrían continuamente y ser informados de a qué locales les convenía acercarse o no, entre otros temas importantes. También se creó un plan cultural de visitas a lugares de interés y de las actividades en inglés de la ciudad, así como orientación para saber a dónde debían acudir para cualquier tema que precisaran.
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Días de permiso por las Ramblas |
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Los barceloneses hacen cola para visitar el navío de guerra USA |
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El Hotel Cosmos, toda una leyenda en las Ramblas con su restaurante y en especial su cafetería.. (A.Mª.F.) 2011 |
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Con el Cosmos en su esquina de las Ramblas, la calle Escudillers en la actualidad, destino imprescindible de los marines que llegaban a Barcelona. 2012 (A.Mª F.) |
Pero antes de aquel último episodio que puso punto final al largo trato de Barcelona con la U.S. Navy, el ejército norteamericano viviría en la ciudad una de sus mayores tragedias en un lugar de paz. Fue el lunes 17 de enero de 1977.
A la última barcaza LCM-6 que salía a las 3 de la madrugada se la conocía por “la lancha de los juerguistas” entre otros adjetivos más o menos jocosos. Amarrada en el lugar que hoy sirve de mirador a los turistas que se sientan en su pretil, hacía el trayecto nocturno desde ese punto hasta donde anclaban los barcos de guerra y portaaviones, no muy lejos del espacio hoy ocupado por el centro de negocios World Trade Center.
Las tres de la madrugada. Como era costumbre, buena parte de los últimos militares con permiso no llegaban en buenas condiciones, algunos venían esposados por su propia policía militar, una muy efectiva “MP” con pocos miramientos cuando se trataba de reducir a sus paisanos, como los barceloneses estaban acostumbrados a presenciar. El barco con cabida para 100 soldados acabó llenándose con unos 130, ocupando por completo el espacio una vez que se cerró el portón.
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Imagen habitual en Barcelona de los marines paseando por las Ramblas |
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En el lugar donde la NAVY amarraba la barcaza, los turistas observan |
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Una lancha del tipo que naufragó en 1977 |
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Curiosa foto con una lancha y un navío ambos de dimensiones parecidas a los barcos del trágico episodio de 1977, vistos en un ángulo similar con el World Trade Center a su derecha, en el mismo lugar en que se produjo el accidente. |
Muchos embarcados iban discutiendo y algunos peleándose. A la altura de la antigua Estación Marítima donde hoy se ubica el World Trade Center, al rodear por su derecha el muelle de Barcelona, la barcaza se encontró de frente con el mercante Urlea que entraba a puerto llevado por dos remolcadores. El piloto de la lancha reaccionó virando con rapidez hacia la izquierda pero no pudo evitar un ligero choque a estribor contra el barco, suficiente para desplazar a la tripulación hacia babor y desestabilizar la lancha, que volcó quedando con la quilla al aire.
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