13-04-2022  (760 ) Categoria: Montserrat

El mundo eremítico de Montserrat

(Josep Gordi –CR) Para hacer este paseo nos hemos encontrado en Collbató con Ricard Fernández, geólogo de formación y guía de montaña por vocación. Seguramente es una de las personas que mejor conoce Montserrat ya que tanto nos puede hablar de los materiales geológicos que la forman, de los ilustres viajeros que pasaron allí a lo largo de los siglos XVIII y XIX o de cómo era la vida de los ermitaños. En la festividad de la Virgen de Montserrat, os ofrecimos este descubrimiento, que forma parte de la colección de artículos sobre santuarios naturales.

Con Ricard Fernández centenares de personas de todo el mundo han visitado esta montaña única. Recuerdo que un día me explicaba que "es una experiencia magnífica verificar cómo la percepción de lo sagrado y el sentimiento espiritual es un elemento común en todas las culturas".

Nos habla de los "retornos" que ha tenido como "impagables". "Como la de la chica estadounidense que quiso repetir la excursión a Tebes con su hijo un año después de venir ella sola para intentar que la potencia introspectiva de Montserrat ayudara al chico a reconsiderar su decisión de alistarse en el ejército. Me lo explicaba entre lágrimas cuando le pidió porque había vuelto". También recuerda que un turista le dio las gracias "porque le había dado recursos para recuperar la relación entre dos hermanos suyos, uno ateo y el otro creyente, a través de la noción de lo sagrado y de la espiritualidad".

Cuando nos saludamos ante la iglesia de san Cornelio de Collbató, no podemos evitar preguntarle: ¿qué hacemos aquí?

Estamos aquí, porque por este camino, hasta mediados del siglo XVIII, era por donde arribábamos todos los peregrinos y todas las personas que querían visitar tanto a los ermitaños como a los monjes del monasterio. Por lo tanto, este era el camino principal para llegar al monasterio. Hoy en día todavía se pueden observar, en medio de la calle, los símbolos que hacen referencia al camino de sant Jaume que proviene de Sant Pere de Rodes y que después de pasar por Montserrat se dirige hacia Santiago de Compostela. Incluso el rey Pedro el Ceremonioso debe hacer levantar siete cruces a lo largo de su recorrido". Y sitúa la explicación en el libro rojo de Montserrat: "El rey Pedro III de Cataluña y Aragón, por su parte, hacía veinte años que había mandado adobar nuevamente los rostos caminos de la montaña de Montserrat y erigir en el camino entonces principal de Collbató a Montserrat siete cruces de piedra coronadas con relieves del escultor Pere Moragues que representaban los siete gozos y los siete dolores terrenales de la Virgen por acompañar piadosa y evocadoramente a quienes hacían la costa de Montserrat".

¿Le viene a la cabeza alguno de los grandes personajes que pasaron por el camino por donde nosotros caminaremos?

Sant Ignasi de Loiola, fundador de los jesuitas, que camino de Tierra Santa se desvió para conocer el monasterio de Montserrat e hizo los tres días preceptivos que se daban de alojamiento a los peregrinos.

¿Qué hacían los peregrinos al llegar al corazón de la montaña?

Tuve presente que se concedía indulgencia para los peregrinos que además visitaran todas las ermitas. Impresiona pensar que hubiera gente dispuesta a pasar por todas ellas con este propósito. Actualmente es una excursión que puede tomar tranquilamente ocho horas de duración! Unos siglos más tarde, para facilitar el trabajo, se decidió que solo cinco ermitas ya era suficiente para obtener la indulgencia.

Dibujo de 1806 de Alexandre de Laborde. Ermitas de san Juan y san Onofre del libro: Voyage pittoresque et historique de l'Espagne : Tome premier, premiere partie : Description de la Catalogne. Fuente: https://cartotecadigital.igc.cat

 

Es el camino que seguiremos y que se llama el camino de las baterías ya que los soldados franceses instalaron cañones para defenderse cuando ocuparon Montserrat a principios del siglo XIX. Este sendero desde Collbató se enfila por la montaña hasta llegar a encontrarse con el camino de las ermitas que empieza en aquel cruce y que enlaza con el camino que proviene del monasterio. Continuaremos hasta el llano de las Tarántulas donde también llega el funicular de San Juan. Se trata de un recorrido largo que os recomendamos hacer en silencio y a ser posible empezarlo a primera hora de la mañana para poder disfrutar de las primeras luces del día y también para ahorrarnos el fuerte calor estival si lo hacemos en esta estación del año. También conviene llevar un sarrón con agua y gañips para detenerse, cuando sea menester, y rehacer las fuerzas. Al lado mismo del funicular de Sant Joan nace el camino que va hacia Sant Jeroni por el torrente de santa Maria. Seguiremos por este sendero hasta encontrar el cruce que se enfila hacia el lugar donde se situaba la ermita de Santa Magdalena. Antes de llegar pasaremos por la llamada escalera de Jacob. El patriarca Jacob (Gn 28, 11-15) sumó una escalera que le permitía ver el cielo: "Soñando, contempló una escalera que se enfilaba desde el suelo y que en lo alto llegaba al cielo. Y preguntó cómo los ángeles de Dios subían y bajaban".

Con estos versículos del Génesis dentro nuestro subiremos, muy lentamente, los peldaños de esta escala. Cabe reseñar que un viajero de principios de siglo XIX, Alexandre de Laborde, popularizó el topónimo con el que las conocemos hoy en día: "Caminos, llamados escaleras, parecidos a la escala mística de Jacob, os llevarán hasta las cimas de la montaña, que se pierde dentro de las nubes".

Ricard, este es un espacio de una gran simbología?

Y tanto, recuerdo lo que un día me apuntó el padre Ramón Oranias, lo más importante de este texto es cuando Jacob despierta y manifiesta su sorpresa: "¡Que es de venerable, este lugar! No es otra cosa que la casa de Dios y la puerta del cielo". Una de tantas teofanías descritas en la Biblia, que en el caso de Montserrat se convierten en hierofanías merced a la morfología singular del macizo. Las agujas marcan la dirección vertical del Axis Mundi, la misma componente vertical de la escalera que sumó Jacob. Joan Amades habla de la "litofanía", en el caso de las rocas que nos dirigen hacia la experiencia de lo sagrado.

Después seguiremos por un camino que va paralelo a la roca y que pasa por debajo de un reducido pero espléndido encinar que presenta algunos pies con unas grandes dimensiones. Detengámosnos un rato bajo estas magníficas encinas que crecen en un rellano de la montaña y que de muy seguro que hunden, profundamente, sus raíces para captar el agua necesaria para vivir. Tuve presente que una encina grande como la que crece en medio del rellano es muy especial ya que la mayor parte de los encinares de Montserrat se carbonearon y por lo tanto del tronco, actualmente, salen diferentes pies y, por otra parte, en 1986, un pavoroso incendio quemó el cuarenta por ciento de los bosques de la montaña. Por lo tanto, este árbol ha visto a los ermitaños hacer su vida, los franceses destruir las ermitas y el monasterio en 1812 y a los carboneros cortar rebños de otros pies de encinas. En conclusión estamos ante un verdadero resistente y un venerable anciano. Acercándonos a su tronco y comprobaremos que a su debajo se siente protegido ya que es un árbol que transmite fuerza y seguridad. Por lo tanto, dedicamos unos minutos a vivir o sentir la fuerza de la encina que de muy seguro que alimentará nuestros procesos vitales. ¿Cómo lo haremos? Pues, nos apoyaremos en su tronco el tiempo que deseamos para vivir este intercambio energético y emocional entre la encina y nosotros y, finalmente, admiraremos su copa como se despega. Cuando marchamos agradecemosle su constante presencia con un abrazo o una reverencia.

Dibujo de1705. Fuente: https://cartotecadigital.igc.cat

 

Una vez arriba de la explanada donde existió la ermita de Santa Magdalena, le preguntamos a Ricard: ¿por qué esta zona se llama Tebas?

Porque hace referencia a una zona desértica de Egipto que se convirtió en una gran zona eremítica a lo largo de los siglo III y IV. Es ahí donde vivieron los llamados padres del desierto que se convirtieron en los primeros ermitaños cristianos. Se establecieron en un desierto y por este motivo todos los espacios donde se concentran ermitas, como en la sierra de Cardó o en el Montsant, se denominan desiertos eremíticos. Para los ermitaños de Montserrat este era un espacio solitario y rodeados de naturaleza, es decir, rocas, animales y vegetales, con los que querían vivir con total armonía. También se establecen en Montserrat por su gran simbolismo, es decir, como montaña sagrada que es".

¿Cuántas ermitas había en Tebas?

Tenemos santa Magdalena donde estamos ahora, luego pasaremos por san Juan y san Onofre y desde su mirada nos fijaremos dónde había santa Caterina, que se llamaba la catedral de los pájaros y, finalmente, san Jaime.

¿Estamos ante un espacio sagrado?

La sacralidad de Montserrat no proviene de la presencia de un santuario mariá y de un monasterio benedictino, sino justamente al contrario. A lo largo de los siglos este macizo ha despertado la percepción de ser un espacio propicio para el reencuentro del individuo con la divinidad.

¿Los ermitaños recibían visitas?

¡Y tanto! Muchas ya que por estas ermitas se detenían muchos peregrinos y también nobles, reyes... A lo largo del siglo XVIII tenemos constancia de que pasaron algunos viajeros ilustres. Por ejemplo, Guillem de Humbolt, hermano del gran explorador Alexander Von Humbolt, fue uno de esos viajeros que se paseó por estas ermitas. Los hermanos Humbolt, SchillerGoethe eran unos prerrománticos y todos conocían Montserrat. Cuando Guillem Humbolt visita Montserrat escribe una carta a Goethe absolutamente fascinado por la vida de los ermitaños y más tarde acabó escribiendo un texto sobre su estancia en la montaña y dice: "El ermitaño vive, como el salvaje, en contacto permanente con la naturaleza, y se circunscribe en un pequeño perímetro alrededor de su celda". Humbolt queda corprendido de la comunión entre los ermitaños y la naturaleza y explica cómo ve los pájaros comer muelles de pan de la misma boca de los ermitaños. Por lo tanto, para él y otros románticos, Montserrat se convierte en un espacio de referencia respecto al contacto idílico con la naturaleza. Wagner también sigue la estela de dichos autores alemanes y habla del Montsalvat que es donde se encuentra el Graal, lo sagrado, en el relato de Chrétien de Troyes. Seguro que Wagner fue muy receptivo a la fascinación del círculo de Weimar por Montserrat en tanto que espacio de reencuentro con la naturaleza para recuperar el camino hacia el Único, una manera de referirse a su carácter sagrado! El propio Joan Maragall traducirá del alemán diferentes autores, entre ellos Wagner de quien hará una versión en catalán de la escena de la consagración del Graal de Parsifal.

¿Por qué motivo se levantan todo este conjunto de ermitas bajo este grandes pináculos?

San Juan, San Onofre, San Jaime o Santa Caterina revelan otro símbolo que desprende la montaña: están situadas en balmes. Las cuevas son accesos al misterio, el interior del espacio sagrado. Es el súmmum de la intimidad con lo inmutable, perdurable. El útero de la Madre Tierra.

La palabra útero me hace pensar con fertilidad...

Cierto, la fertilidad también está asociada a Montserrat. De nuevo me remito a Amades que cita las "piedras roedoras" como centros de fecundidad. Una de ellas, en Núria, que desapareció no hace mucho. Por eso la tradición de la campana y la olla para las parejas que quieren tener hijos, o la dicha "quien no va a Montserrat no está bien casado". La fertilidad es uno de los grandes vectores que nos asocia a la Tierra. El carácter fálico de las agujas de Montserrat se alía con la referencia uterina de las balmes, donde los ermitaños buscaban nacer como nuevas personas.

¿Volvemos al papel de la naturaleza?

El recogimiento incita a la reflexión y a la integración con el entorno; el ermitaño representa a la humanidad desnuda ante el poder regenerador de la naturaleza.

Llástima que sólo queden en pie algunos de los muros que permitían crear rellanos para tener un pequeño huerto o para levantar la ermita o los sistemas de recogida de agua y de almacenado.

Cierto, pero piensa que de estas ermitas algunos viajeros nos han dejado sus dibujos que nos permiten saber cómo eran. Por ejemplo, Alexander de Laborde visitó Montserrat en 1806 y nos han dejado varios dibujos del monasterio y de las ermitas. Ahora cuando visitamos San Onofre y San Juan encontraremos reproducido uno de sus dibujos para entender cómo eran estas ermitas.

Acto seguido, bajaremos por una canal que presenta unas cómodas escaleras y nos situaremos a nivel para adentré en la balma que acogió las ermitas de san Juan y san Onofre. Cuando salimos nos encontraremos unas escaleras y delante un bonito tuiteo. Recordemos que tu cetro cuando crece ilido toma una clara forma piramidal y puede sobrepasar los quince metros. Que tiene una corteza marronosa que se deshace en placas, que es bastante ramificado y que desarrolla unas raíces aéreas que tienen la finalidad de sostener el tronco cuando el árbol crece en lugares de fuerte pendiente. Su madera es muy resistente. Las hojas son alargadas, estrechas, acabadas en pinchazo y tóxicas y por este motivo se le llama el Árbol de la muerte. En Escocia y Gal·les es común encontrarlo en los cementerios. El cristianismo también lo asocia con la inmortalidad y la trascendencia. El tejo es un árbol que crece muy lentamente, hay en Gran Bretaña que son milenarios. Después de fijarnos con las características y simbología del teix retornaremos hacia el llano de las taránulas y rehaceremos el camino hasta Collbató. Cuando sigamos a una cierta distancia de las ermitas visitadas podemos leer, para cerrar nuestra inmersión en las ermitas de Tebas, unos versos del poema de Jacint Verdaguer: "Canción del peregrino"

He visto las doce ermitas,
Més, ai! sin ermitaños;
no hay dulces visitas
los ángeles como antes.
El ave todavía nacía,
Las flores se han quedado.
¡Más, ai! María
me ha enamorado.




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