Una grapadora térmica (también llamada soldador por grapas térmicas, soldador de parachoques o soldador de inserción metálica) es una herramienta eléctrica diseñada para reparar piezas de plástico termoplástico mediante la inserción de grapas metálicas calentadas. Es ampliamente utilizado en talleres de carrocería, industrias de fabricación y reparación de plásticos, así como en aplicaciones domésticas para restaurar componentes dañados, sustituyendo a la soldadura ultrasónica.[1]
Nombres alternativos
El dispositivo funciona calentando grapas metálicas (habitualmente de acero inoxidable o aleaciones resistentes a la corrosión) hasta alcanzar una temperatura controlada (entre 200°C y 500°C, según el modelo). Estas grapas se insertan perpendicularmente en la zona fracturada del plástico, p.e. un parachoques o guardabarros, fundiendo parcialmente el material circundante. Al enfriarse, la grapa queda embebida en el plástico, creando un refuerzo estructural interno. Posteriormente, la superficie puede lijarse y tratarse con masillas o pinturas para restaurar su apariencia original.
La técnica surgió en la década de 1990 como alternativa a los métodos tradicionales de soldadura por aire caliente o adhesivos. Su popularidad aumentó con el uso masivo de plásticos en la industria automotriz, donde los parachoques dejaron de ser metálicos. Marcas como Uretech o Steinel fueron pioneras en comercializar herramientas profesionales.
Las grapas varían según:
Algunos modelos incluyen accesorios como boquillas intercambiables o reguladores de temperatura digitales.